lunes, septiembre 05, 2005

“Dame tu email” debe haber sido una de las expresiones más usadas la semana pasada en Caracas entre los participantes del XVI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. La naturalidad con la que lo decimos nos hace olvidar que a la vuelta de la esquina de la historia, en 1947 por ejemplo cuando se realizó por primera vez este evento, decirla no era posible. Para aquél entonces la comunicación sólo podía realizarse por correo postal y el intercambio solia durar meses. El correo electrónico cambió la intensidad del intercambio y seguramente también la forma de escribir cartas. La prisa, signo de nuestros tiempos que algún intelectual francés considera una verdadera bomba contra la civilización marca también la intensidad de nuestras comunicaciones, son escasos seguramente los correos electrónicos sentidos y largos porque la continuidad de la escritura por emilio es más bien la de la conversación asincrónica.


El correo electrónico también eliminó la ansiada espera por el cartero con una carta envuelta en sobre y matasellos de un lugar distinto al de uno. Y acabó con la trampa de despegar con cuidado el sello postal para enviarselo de nuevo al amigo y continuar el intercambio de cartas sin tener que volver a comprar los sellos. El emilio terminó con la ansiedad de saber si el correo de uno habría llegado o no de la que sólo era posible tener respuesta cuando se tenía una carta de regreso con las esperadas palabras. El email siempre llega y si no lo hace generalmente nos rebota con la explicación de porque no fue recibido.


Es posible también que el correo electrónico haya acabado con alguna amistad.Yo lo confieso me escribí durante varios años con una amiga en Cuba hasta que tuve internet en casa, mi consecuente dirección de email y la flojera se apoderó de mi y más nunca pasé por Ipostel.Y a eso hay que sumarle desde luego, que si internet no es precisamente un medio privado de comunicación, en Cuba lo es desde luego mucho menos. Pero me queda la nostalgia de las cartas en papel y guardo celosamente muchos de los correos electrónicos que recibo de gente amiga.


También los emilios plantearon nuevos problemas para quienes quieren por cualquier razón mantener su diálogo en privado, ya no es posible escribirse con tinta de limón para que el texto sólo sea visible al calor porque un correo en internet, por dónde pasa deja copia y es necesario encriptarlo para que sea privado ¿Alguien todavía colecciona sellos postales? Tengo alguno de Cuba que le podría interesar. Mi emilio: rodoarico@hotmail.com


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